Cuando el empleado crece, la empresa crece

August 22, 2016 11:46 by Zona Empleo EDH

 

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Incentivos de experiencias


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El problema de algunas empresas es que no apuestan al crecimiento profesional de sus talentos y esto termina por afectar la productividad.

Cuántas veces no hemos escuchado de profesionales que llegan al límite de decepcionarse porque sus puestos de trabajo se han convertido en un árbol de raíces profundas inamovibles, o que estas mismas personas se sientan resentidas porque algunos puestos de mayor jerarquía son asignados a personas que vienen de fuera, o en varios casos, a la misma gente que ya tiene otros cargos de más alto nivel dentro de las empresas.

Quizás la mayoría de personas que tienden a quejarse de estas situaciones no lo hacen por gusto, sino porque realmente han llegado a sentirse desmotivadas por las circunstancias.

Uno de los problemas de muchas empresas es que no se preocupan por motivar a sus colaboradores para que estos perciban que hay un interés de por medio porque estén bien, porque puedan avanzar como profesionales, y adquirir nuevas experiencias, entre otras cosas.

Esto termina por afectar el desarrollo de cada individuo, y en muchos casos, por contagiar la actitud del equipo.

Bob Nelson, en su libro “1502 formas de recompensar a sus empleados”, enfatiza que incentivar a los empleados define una buena cultura organizacional y fortalece la imagen y reputación corporativa de la empresa, ya que ayuda a consolidar a la compañía como un excelente lugar para trabajar.

Los jefes deben apostar por algunos tipos de incentivos para mantener a los empleados felices y satisfechos, que les garantice ser los empleadores que todos quieren, según lo apuntan los expertos en el tema.

Incentivos de experiencias


Uno de estos son los incentivos de experiencias. Esto implica brindarle a los empleados oportunidades de viaje, de capacitaciones, de ascensos, de nuevos compromisos, que al final de cuentas les ayudarán a enriquecer conocimientos y a crecer como profesionales.

El crecimiento profesional va unido a tener oportunidades para realizarse desempeñando una misión suficientemente interesante y relevante, en la que combinan el propio liderazgo y el apoyo de la organización. Esto les permite desplegar su talento y su potencial real, y tener éxito en la consecución de la misión asignada.

Cuando una empresa cuenta con personas que constantemente están motivadas a hacer crecer la empresa y a dar lo mejor de sí, contará con personas que incluso llegarán a cuestionar, respetuosamente (claro está), ciertos aspectos de la empresa con el afán de que sean corregidos y así solventar problemas que no permiten generar un cambio para mejorar.

El gran problema surge cuando a los colaboradores en lugar de motivárseles se les da el “empujón” para que sientan todo lo contrario.

Mientras en una empresa se siga promulgando que los empleados no hacen lo que deberían por la empresa, y se les viva repitiendo a los empleados que “para eso se les paga”, cada vez se alejará más y más la misión cultural de la empresa de crecimiento de sus profesionales.

Muchas veces ni siquiera se les paga a las personas que se destacan o rinden lo que corresponde de acuerdo con su desempeño, porque se les mide según el rango con el cual labora en la empresa y “se mata” trabajando, y “se confunde” muchas veces y se compara una actividad operativa con una actividad creativa, llevando esta última al mismo nivel, cuando muchas veces el trabajo pesado lo realizan los de más bajo nivel.

Y el mayor problema aún no radica solo en que a estas personas que hacen el trabajo pesado se les pague menos, sino en la falta de motivación que tienen estas personas por realizar de la mejor manera su trabajo.

¿Cuántas personas no renuncian por estas situaciones?, ¿En qué beneficia a la empresa la renuncia de gente que tiene la capacidad y la trayectoria?, ¿Cual es la finalidad de la empresa al resignarse a seguir contratando personal porque mantienen el lema de que nadie es indispensable?

Para una empresa permitir que la gente se vaya no solo implica que se puede reducir la producción, sino que le implica costos en términos de capacitación para el nuevo personal, tiempo para que esta nueva  persona aprenda; además, implica que recarga el trabajo a las demás personas.

Si los demás se sienten cargados y cansados, probablemente acabarán por manifestarlo con su actitud y su productividad.

Por ello Bob Nelson recomienda que las empresas deben contar con estrategias para reconocer la labor del empleado y agrega que este reconocimiento debe ser reflexivo, oportuno y específico; ya que reconocer las buenas labores de los empleados conlleva un mejor futuro para las empresas.

Nelson señala: “Quien siembra, cosecha”: cuando se les otorga a los empleados un reconocimiento relacionado a su excelente desempeño, estos suelen repetirlo a futuro porque esto los motiva a superar los objetivos planteados.

Agrega que el mejor reconocimiento es gratuito: darle ánimos, una felicitación o elogios para con los empleados fortalece el compromiso de estos con la empresa, ya que los elogios abonan al desarrollo profesional y al crecimiento.

 

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Categories: Economía y trabajo

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